Parece ser tristeza lo propio del otoño
pero ni todo el vigor es primavera
ni toda la nostalgia hojas secas.
Ha sido un paseo breve pero intenso, las piedras del acueducto de Segovia me han confirmado lo que ya muchos saben, que ni nuestra modernidad es tan avanzada como nos cuentan, ni los antepasados fueron tan atrasados como los pinta esa modernidad tan arrogante y llena de sí misma, esa que agoniza en este otoño de imperios fallidos y generaciones fracasadas.
Dos mil años la arquitectura civil romana, quinientos largos la religiosa cristiana, ¿Qué legado dejará nuestra mezquina época, la época del usar y tirar?
Y ya que hablamos de Catedrales, he aquí la de la naturaleza, miles de años, imperturbable y contando porque seguirá a pesar de todo, a pesar de nosotros mismos.
Post Scriptum. Para quien aun dude de los cambios que ocurren ante nuestros ojos, recomiendo este artículo de I. Wallerstein, afirma sin lugar a dudas que nos hallamos inmersos en una depresión, y que el sistema tal como lo conocíamos ha dejado de existir. Lo que nadie sabe es qué lo reemplazará, un nuevo orden humanista e igualitario, o algo aun peor que lo ya conocido.
