jueves, febrero 01, 2007
Sololá, Enero del 1978
Mi flamante primera cámara, y el primer carrete de película blanco y negro que todo sea dicho no revelé yo mismo, cosa que habitualmente haría a partir de entonces y por mucho tiempo.
De paso, de prisa y corriendo. Y sin experiencia en cuestiones como la profundidad de campo y otros detalles técnicos, pero el momento es de tensión contenida, y por eso rescato la instantánea, a pesar de su falta de sofisticación. Me despedía de Atitlán por mucho tiempo y la cámara sería parte de otra etapa nueva, no de esa que ya había finalizado y a la cual me asomaba inesperadamente.
Me pregunto qué destino aguardaba a todos esos señores, ya que en ese año nuevo, a dos del terremoto se recrudeció la violencia con la llegada de Lucas al poder y en general las guerras en Centro América. Si algún caminante lo sabe, que me lo haga saber. Dos años más tarde, los horrendos sucesos de la embajada de España en la capital de Guatemala, veintisiete años de impunidad y contando.
Suenan las campanas
de Antonio y Andrés
suenan las campanas
ven y óyela otra vez
suena la campana
centroamericana
suena la campana
por mi tierra hermana
Rubén Blades
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