Por Moscú antes de año nuevo veo al ciudadano Mayakovsky echar mano al pantalón para sacar el pasaporte de una nación que ya no existe, cercado por las reformas en una plaza que quizás no las necesite aunque vienen bien para evitar protestas.
Ilich se da prisa en su pedestal, no sabemos si para refugiarse del nevazo o para llegar corriendo a ese sur italiano con sus promesas de calor.
La gran tribuna que fue el mausoleo hoy desierto mientras los moscovitas, mejor dicho los 'invitados de la capital' como dicen por allí, visitan el ombligo de ese enorme país que aunque dividido en muchos sigue siendo centro de atracción, como podemos ver en el casi seguro antiguo combatiente de Asia Central.
Por Moscú antes de año nuevo veo al ciudadano Mayakovsky echar mano al pantalón para sacar el pasaporte de una nación que ya no existe, cercado por las reformas en una plaza que quizás no las necesite aunque vienen bien para evitar protestas.
Ilich se da prisa en su pedestal, no sabemos si para refugiarse del nevazo o para llegar corriendo a ese sur italiano con sus promesas de calor.
La gran tribuna que fue el mausoleo hoy desierto mientras los moscovitas, mejor dicho los 'invitados de la capital' como dicen por allí, visitan el ombligo de ese enorme país que aunque dividido en muchos sigue siendo centro de atracción, como podemos ver en el casi seguro antiguo combatiente de Asia Central.
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