miércoles, marzo 29, 2006

Don Carnal y la Cuaresma


Después de Don Carnal la Cuaresma. Les recomiendo un maravilloso plato, síntesis de los que por aquí pasaron. Unas habichuelas blancas -frijoles pintos también valen- y bacalao salado del norte, aporte de los vascones o euskaldunes, grandes contribuyentes a nuestra cultura común aunque silenciados o desconocidos ya que tuve que pasar por un pueblo que se llama Bolívar para caer en la cuenta de que el Gran Libertador era vasco.

A las habichuelas cocidas con bacalao del norte, previamente desalado al gusto, o sea remojado en agua una o dos veces dependiendo de lo que el médico les haya dicho con respecto a la aorta -porque empiezan los achaques reconózcanlo- se le añadirá un sofrito de pimientos secos -remojados en la misma cocción- ajos y el toque moruno, granos de comino. Se pica en un mortero el comino, los ajos, un poco de perejl o cilantro, y el pimiento seco, se pasa por un colador para remover fibras y pellejos, y se añade a la cocción de habichuelas con bacalao para el último toque de calor antes de servir. Los griegos preparan una sopa de características similares a la que llaman fassolata, aunque sin el bacalao ya que no tienen costas al Atlántico.

Miles de años de experiencia culinaria mediterránea y atlántica, para pasar de grasas animales cuando las buenas costumbres lo requieren. Y para que América entre en la ecuación, un tomate en el sofrito dará el toque de color y sabor que tanto enriquece a nuestra síntesis de culturas. Dudo que Macdonalds dure miles de años, o que haya cuerpos que lo resistan.

Es una pena que Gauguin terminase en las Marquesas y no en las Verapaces, motivos no le hubieran faltado. Felicito a los avezados que hasta aquí han llegado y sigo a la espera de alguna colaboración. Si lo de las habichuelas es algo complicado o muy petatudo para sus gustos, un cevichito a mi salud, y pórtense bien que el cuerpo ya no está para muchos potreos. Salud otra vez, y las veces que haga falta.

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