domingo, septiembre 17, 2006

En la Patria de mis Pasos


Sigo escarbando, tanto en el archivo como en mis recuerdos. Hoy he encontrado esta poesía, la de un Guatemalteco hasta ahora para mí desconocido, me ha dejado sin aliento, y este fragmento viene muy a propósito para continuar la reseña sobre esa ciudad del norte, entre otras cosas. Centroamérica es pequeña, pero grande en poetas.

En la casa de mi pecho,
en mi sueño y mi vigilia,
en las calles de mis manos,
en la ciudad de mis días,
en la patria de mis pasos
y en el país de mi vida
ven, entra y manda: es tu reino,
tu victoria, tu conquista.


Manuel José Arce

sábado, septiembre 02, 2006

Las Calles de mi Exilio


Please see for me if her hair hangs long,
If it rolls and flows all down her breast.
Please see for me if her hair hangs long,
That's the way I remember her best.

B. Dylan

Huyendo de mi mismo, desembarco en el muelle de Burrard y me voy por Hastings hacia el este. Paseo por la síntesis de este mundo, antes de que la palabreja globalización fuese de uso corriente. Todo sea dicho, es el país de MacLuhan el de la aldea global, y en esa época aunque ni yo ni él estábamos al tanto de nuestras respectivas existencias -el desaparecería sin haber oído hablar de mí- los dos lo hacíamos y en el mismo país. Restaurantes japoneses, librerías con alfabetos entonces incomprensibles, hasta una delegación del partido comunista de Albania con fotos de Stalin y los demás iconos rojos. Para un chaval que viene del trópico es como un paseo por una feria imposible después de introducirme en un espejo sin que este se haya roto, pero sin ser capaz de encontrar el camino de salida.





Que humildad dentro de las urbes, todavía no hay literato famoso o viajero incansable o bohemio vanguardista que se haya graduado en ella como tantos han hecho en París. Modestia tanta, que los que no viven en ella la consideran un paraíso inalcanzable, los que alguna vez oyeron hablar de esa ciudad, mientras sus ciudadanos viven soñando en mares del sur y áridas Californias.

Me hizo conocer el verano y apreciarlo, a los que crecimos con el lujo de una eterna primavera no nos preocupaban mucho las estaciones, hasta que vimos las hojas del otoño y los días acortarse tanto, que creímos sería de noche hasta desenamorarnos de ella, de la ciudad y del amor que en ella nos hizo vivir.





Hastings, Pender, Burrard and Main, Georgia, Granville y por el puente a Kitsilano. Seguiré paseando por mi ciudad, porque es mía, lo mismo que yo de ella. Me dio lo que nadie me supo o quiso dar.





Hasta que llegó la Expo del 86, y Lotus Land perdió su inocencia.