Aprendí una palabra nueva, afortunadamente la recoge el diccionario. De origen nahuatl, granos de maiz calentados a la plancha con mucho chile, o más simple todavía, elote desgranado. Una delicia. Lo más interesante fue la señora que los vendía en el centro de la ciudad. No le gusté. Me tomó por yankee y me recriminó en muy mal castellano lo mal que habíamos tratado a su hijo allí en el norte. Aunque le aclaré que no soy gringo, -lo que de alguna manera la apaciguó, así como el hecho de pedir los esquites con chile adicional-, podría haberme recordado que antes eramos nosotros quienes maltratábamos. Para completar el triángulo, la atenta mirada de quien creo era el nieto, cuidando de la abuela en un entorno si no hostil, si de mucho ajetreo.
martes, septiembre 14, 2010
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