Si la montaña no va a Mahoma, Putin va a la montaña, y nada menos que después de visitar al clan dinástico imperial. Con el patriarca seguro no tuvo ningún problema en entenderse, sin ningún género de duda, no en vano ambos compartieron la misma especialidad en los órganos de seguridad, aunque el patriarca con más rango, el de director. Los periodistas parecen olvidarse de este detalle cuando se refieren al presidente ruso -acertadamente- como a un ex chequista, spook u oreja como se les conoce en Guatemala. Más difícil seguramente fue el entendimiento -a pesar de la muy fotogénica sesión de pesca, en la que por supuesto quién pescó fue el ruso, no podía ser de otra manera- con el no muy espabilado retoño del ex jefe de la CIA.
Me alegro por Guatemala, no es de bases militares de lo que se habla, los chafarotes no son de fiar - quien no sepa lo que es un chafa que mire el diccionario de la Real Academia -, sino de posible cooperación comercial y energética, muy al contrario de lo que ocurre en el patio trasero de la ex URSS. Y ahí reside la asimetría, el imperio está tan desbordado -el que mucho abarca poco aprieta- que sus peones más inveterados, como es el caso de la pobre Guatemala, empiezan a mirar hacia otros puntos cardinales, ya no solo al norte.
Todavía no se conoce el resultado de la elección para sede olímpica, mañana lo sabré, pero si gana Sochi es que la pesca no ha estado mal. Ya lo decían mis colegas pescadores soviéticos, el pescado pa' empezar, рыба вперед. Si no, pues a otra cosa mariposa, que en eso consiste la asimetría, en que se desangre el poderoso mientras el no tan poderoso recupera fuerzas.
La imagen es de un portón en Antigua Guatemala.
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