lunes, agosto 04, 2008

Adiós Gleb, Adiós Kostoglotov


Así me lo imagino, Gleb Nerzhin en la Sharashka discutiendo con Rubin Kopelev y Panin Sologdin, o como el furibundo Kostoglotov en el hospital de cancerosos, en algún sitio del Asia Central.

Espero que llegue alguna noche de esas de invierno, en las que por no haber ruidos no se oye ni un gato, con el murmullo de olas lejanas me daré un paseo por los pasillos de la Sharashka, fumaré una papirosa bajo la escalera con Gleb y Spiridón, o disfrutaré de la elocuencia de Rubin escenificando el teatro del absurdo. Emocionado con la camaradería del infortunio, la dureza del aislamiento en grupo, navegando en un arca perdida por la noche boreal.

Nos deja sus personajes, arquetipos rusos, tan maravillosos algunos como tenebrosos otros. Y la fortaleza del insumiso, ya sea ante el poder brutal o ante los cantos de sirena de la bolsa con treinta monedas. Descanse en paz Aleksandr I. Solzhenitsyn.

La imagen del cementerio ortodoxo es en las Aleutianas, con intención, ya que por allá anduvo el sacerdote padre de otro gran escritor poeta del infortunio, Varlam Shalamov.

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