


En la Calzada de los Muertos de Teotihuacán los vendedores de recuerdos turísticos están muy pero que muy vivos, un verdadero ejército, aunque como se puede ver las técnicas de venta son de lo más variopintas.
Un ambiente distinto se respira en la Misión de Cusárare, en la sierra de Chichuahua. Dentro de una iglesia de lo más original el encargado da una demostración del Chapareque, cordófono en el que se utiliza la boca como caja de resonancia.
En el Divisadero de la Barranca del Cobre, venta de violines que recuerdan la guitarra de Bo Didley, totalmente rectangular. El aspecto del vendedor recuerda de alguna manera la fisonomía del hijo más famoso de esa sierra, mi General Pancho Villa.
Y por último el omnipresente organillo en el barrio de Coyoacán en la ciudad de México, donde se conserva esta costumbre.
Ya lo dije antes, donde hay tanta música, tanta comida y tanto color se tiene que vivir bien. ¿Qué es lo que falla entonces?. No le echaré la culpa al vecino.
Padre e hijo en una calle de Coyoacán en el barrio colonial de la capital mexicana. Traté de pillarlos desprevenidos pero el buen hombre se dió cuenta y con gran amabilidad posaron, y bromearon conmigo. Me permití sugerirle que su mejor obra era su hijo, gran chavalón.
Por último la catedral de los mariachis en la plaza Garibaldi, El Tenampa, bareto por el cual pasaron todas las estrellas de la rica tradición musical mexicana.
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Tuve la suerte de poder ver los murales de Diego Rivera en el edificio de la Secretaría de Educación Pública -ministerio de educación- de la ciudad de México. Digo suerte porque estaban siendo restaurados con vista a las celebraciones de Septiembre del 2010.
Fotografié pocos, ya que seguramente habrán libros o archivos realizados de manera adecuada, no a mano alzada y con perspectiva, pero este viene muy al caso ahora que las convulsiones del mundo de las finanzas a nivel global están teniendo consecuencias catastróficas para millones de personas.
Imágenes estereotipo de tiempos pasados cobran una actualidad que hasta da miedo verla. Gracias a todos los que hicieron de la visita algo verdaderamente inolvidable, fue de lo mejor para mi en la ciudad de México.
Es otoño ya, noviembre ventoso anuncia el suave invierno del sur. Con el retraso propio de las cosas de antaño, ya que ahora lo que no es instantáneo no es nada, por fin revelé un carrete, nueva combinación, hp5 y microphen 1+1. Tendría que imprimir en cuarto oscuro para de verdad ver resultados comparativos, pero no está mal esta combinación.
Pueblo de sierra en verano, calles semivacías y tranquilidad absoluta. El parral con su atmósfera bucólica, me recuerda la niñez, cuando te subían en brazos para poder probar una uva.
Van quedando los gatos nada más, al ser pueblos totalmente agrícolas de subsistencia ni siquiera inmigrantes se ven, salvo alguno perdido.
Y por último una calle del casco viejo de Cartagena, estupenda sorpresa la vieja ciudad, casi desierta también por el calor veraniego.
Dos vehículos, de la misma marca, uno de mediados de los años cincuenta otro de los sesenta. Creo que representan muy bien el norte y el sur de México. Lupita con su lema de vive y deja vivir, en una calle de San Cristóbal de las Casas.
El otro, un Chevy en Creel estado de Chihuahua, en donde la mayoría de los vehículos que circulan por las calles son del tipo 'pick up' conocidos como trocas, deformación de la palabra inglesa truck, aunque feminizado a la troca, y no troco, curiosa coincidencia con el femenino en inglés de barco, aunque en inglés no existe el género.
¿Qué lema sería el apropiado y paralelo al de vive y deja vivir, vive y deja morir? Gracias al conductor del Chevy en Creel por su gentileza. Le deseo larga vida algo que para jóvenes con troca en el norte no suele ser la norma.
El Palacio Nacional de México atestigua más de cinco siglos de historia, desde los últimos emperadores aztecas pasando por el conquistador Cortés, los virreyes, los ocupadores estadounidenses y franceses, y el México moderno. La historia de México en un edificio.
Para una reseña histórica detallada se puede consultar la enciclopedia libre, el recuerdo que yo guardo de la visita es la amabilidad del personal, algo por lo demás muy común en México.
Lo más llamativo sin lugar a duda, y sin desmerecer al resto del edificio que es majestuoso desde el punto de vista arquitectónico, son los murales de Diego Rivera, un compendio gráfico de la historia mexicana.
Aunque como toda revolución la Méxicana se diluyó en el tiempo, en los murales de Rivera se presenta con todo orgullo y militancia. A pesar de todo en muchas cosas del México moderno la revolución dejó su huella, el sentido nacional de los Mexicanos, el que todas las estaciones de servicio son de una sola marca, y el que a las cinco de la tarde los museos cierran, los horarios laborales se respetan, algo queda de ella.
La que trato de hacer hoy con esta entrada. Será el otoño, o los años, pero se nota la falta de entusiasmo en una bitácora abandonada, y es que algo leo pero no puedo escribir nada y mientras tanto muchas imágenes están aparcadas, porque si las puesiese sin comentar pues no sería una bitácora sino un album de fotos.
Para más pirueta la del monigote en la Casa Azul, en Coyoacán, la casa museo de Frida, visita muy aconsejable en la ciudad de México. Llovió muchísimo el día en el que estuve, lo que talvez le restó un poco de color, aunque le añadió melancolía.
Y por último y para enlazar con la casa, el mural de Diego Rivera en el Palacio Nacional. Tuve la gran suerte de ver otros en el equivalente al Ministerio de Educación, pero los dejaré para otra entrada.
Esta entrada es para anunciar un nuevo enlace, el que lleva a la sección de La Maleta Mexicana del International Center of Photography. En el sitio está todo explicado, más de cuatro mil negativos rescatados, la gran mayoría sobre la guerra civil española, los fotógrafos: Capa, Gerda Taro y Chim.
En otra esquina del Zócalo, el sincretismo religioso, se salvaron esos negativos históricos como por arte de magia o brujería.
El otro símbolo que aunque de origen alemán tiene mucho de mexicano, el último salió de la fábrica de Puebla, el escarabajo taxi, al que los mexicanos llaman Vocho.
Hoy es el día en México. En menor medida también en Guatemala. En el primero celebran el segundo centenario de la independencia y el centenario del principio de la Revolución. La gran mayoría de Mexicanos y Guatemaltecos -estos celebran el 189 aniversario de la independencia- tienen pocos motivos para celebrar. Violencia, corrupción, pobreza, decline productivo y un sinfín de problemas dan pocos motivos para el festejo.
Aprendí una palabra nueva, afortunadamente la recoge el diccionario. De origen nahuatl, granos de maiz calentados a la plancha con mucho chile, o más simple todavía, elote desgranado. Una delicia. Lo más interesante fue la señora que los vendía en el centro de la ciudad. No le gusté. Me tomó por yankee y me recriminó en muy mal castellano lo mal que habíamos tratado a su hijo allí en el norte. Aunque le aclaré que no soy gringo, -lo que de alguna manera la apaciguó, así como el hecho de pedir los esquites con chile adicional-, podría haberme recordado que antes eramos nosotros quienes maltratábamos. Para completar el triángulo, la atenta mirada de quien creo era el nieto, cuidando de la abuela en un entorno si no hostil, si de mucho ajetreo.
El triunfo de la mercancía, el interés y el beneficio. Parece ser que no hay otra forma de vivir, o mejor dicho de relacionarnos entre nosotros. Todo es una cosa susceptible de ser comprada o vendida. Es por eso que están de moda los tatuajes, como etiquetas en seres que dejan de ser humanos para convertirse en mercancía. La revolución con hielo por favor, y que sea doble.
Todavía le queda recorrido a la película. Los tonos que se consiguen con Velvia -las tres primeras- es difícil conseguirlos con digitales, incluso las mejores. Esto no quiere decir que volvemos a lo antiguo no, simplemente se utiliza lo moderno pero lo antiguo no desaparece del todo,
La iglesia de Mitla, en un día maravilloso en medio de la estación lluviosa. Fue demasiado rápida la visita al estado de Oaxaca, y si se presenta la oportunidad iré más despacio, es un lugar mágico.
Paseo temprano por la mañana por Oaxaca la ciudad, digo lo mismo, fue muy breve pero intensa la visita, muy cercano a Guatemala la sensación, ciudad colonial, calles rectilíneas y adoquinadas, ambiente de otro tiempo.
En San Cristóbal de las Casas me dio la extraña sensación de haber estado antes, quizás por su gran parecido con Cobán, tanto en la arquitectura como en su situación geográfica y clima. Estuve a punto de sufrir síndrome de Stendahl, abrumado por una belleza familiar y cercana. La iglesia en reconstrucción se parece muchísimo a la Merced en Antigua Guatemala.
En la Basílica de Guadalupe tuve el enorme placer de oir a esta banda de Oaxaca, un estílo indescripible, pero con una soltura y destreza impresionantes. El chavalillo al tambor ejercía de director con una precisión y aplomo que me hicieron disfrutar de la música como hacía muchísimo tiempo no lo hacía. La niña también parece estar disfrutando.