Los atlantes de Tula, en su día se supone soportaban el techo del templo, como el titán Atlas condenado por Zeus a separar el cielo de la tierra. Una preciosa foto del escritor Juan Rulfo denota que en algún momento las piezas estuvieron sueltas.
En Monte Albán la sensación es a la inversa, parece que son los templos los que elevan a la gente hacia el cielo.
En Mitla, no lejos de Monte Albán, la iglesia construida con material de la ciudad en la que llama la atención las grecas geométricas, lo curioso según me explicó un restaurador con quien tuve la fortuna de establecer conversación es que la durabilidad en el tiempo se basa en la falta de ángulos rectos a pesar del aspecto tan geométrico de las construcciones.
En el norte la sensación es completamente distinta, los Tarahumaras o Apaches no se mezclaron con los colonizadores y viven de forma parecida a los indígenas de norte América, separados en reservaciones que aquí fueron misiones Jesuitas y con evidentes problemas de alcoholismo. Esta es la misión San Ignacio, cerca de Creel en el estado de Chihuahua que junto con Durango formaron la antigua Nueva Vizcaya.
jueves, agosto 19, 2010
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