Al ver esa cara no puedo sino decir !Gracias¡ Por la calurosa acogida y por que la gente de la Nueva España a pesar de todo, van al sitio que les corresponde, que no es el que nos han hecho creer los de la Nueva Inglaterra.
El ruído del velo -gracias a mi colega Aleksey Myakishev, que así se dice en ruso voile y no neblina como dirían en inglés- es lo de menos, la energía del rapaz que subió y bajó las escaleras de Monte Albán varias veces mientras los mayores titubeábamos es la imagen que más me gusta a falta ya de pocos carretes por revelar.
En el zócalo la ancianita vende juguetes, seguro tendrá nietos y casi seguro bisnietos.
El aparcamiento de la gran taquería El Borrego Viudo. El altar del fondo simboliza lo frágil que es la vida en México, pero definitivamente no debido a la comida, puedo garantizar que o tengo molleja en vez de estómago, o el chile todo lo desinfecta porque en ningún momento sufrí del aparato digestivo, comiendo en todos sitios, desde el más popular hasta uno de mucho postín de cuyo nombre no quiero acordarme.
Calle de Oaxaca, por donde pasé más rápido de lo que hubiera debido, pero poco tiempo para tan gran país, con suerte no será la última vez.
lunes, agosto 09, 2010
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