En el horizonte mañanero el sol como los pájaros viaja hacia el sur, los días se acortan pero para compensar la luz es cristalina y transparente.
En mi trayecto matinal a por el pan de cada día -gracias Señor y que no falte- la baranda no deja de sorprenderme, esta vez con un mensaje críptico de cuando los cristianos no se habían integrado al sistema y el serlo era ser revolucionario, aunque de revolucionario a reaccionario solo hay un paso como nos enseña el tiempo.
Por suerte llevaba la luz medida, de vuelta a la tecnología años setenta estoy disfrutando un montón la M6, su medición central casi de punto te obliga a reflexionar antes de disparar, o en su defecto a ir preparado para cuando se presenta una situación de luz extrema como esta.
Ya ni los que trabajan casi gratis encuentran trabajo, por lo que se dedican a no perder la forma física. Mientras haya aire y horizonte podremos respirar deleitándonos, a esperar que la tormenta escampe.
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