lunes, octubre 03, 2011

En el Pueblo de N

Hay tantos por la inmensa geografía rusa que cualquiera podría serlo, pero este en particular me ofreció en mi breve estancia una luz maravillosa y un ambiente acogedor. Me pregunto en qué coche iría hoy en día Chichikov, si en un Lada o en un todo terreno alemán de los de a cien mil.


El puente de finales del XIX conserva un aire encantador de la primera revolución industrial, aunque es peatonal las nuevas generaciones van a gran velocidad con scooters, así que cuidado al pasear.



El parque infantil en el mismo sitio que la chatarra bélica de imperios pasados.



Al ver de cerca un avión de combate da más bien pena que miedo, hoy pura chatarra, en su día seguro causaron destrozos.



El tiempo se detuvo con la perestroika, el sistema anterior se degrada poco a poco, pero el nuevo no acaba de llegar, aunque parece ser que las multinacionales de distribución también usan los cuadros de honor.



Los chavales a la salida del puente, con camisetas del Barça, muy buena excusa para establecer conversación aunque el fútbol no sea una de mis religiones.



Y por último, la religión nuestra de todos los días, los chavales entrenan para el mitin del partido único, o casi único porque comparsas hay.

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