Oí la palabra 'platskart' por primera vez hará unos tres años, cuando con Klimov y sus estudiantes nos fuimos a Vologda en invierno. Desde el principio me di cuenta de su origen alemán, pero no me detuve a ver su etimología detalladamente, platz es evidente suena a plaza y en kart es donde me enredé.
Identifiqué kart con el inglés car y por lo tanto se instaló en mi la idea de que era vagón plaza, plaza del pueblo vamos, nada extraño en un país con nombres en donde se ensalzaba lo común, el grupo, y por lo tanto así se quedó grabado en mi imaginación, vagón o coche la plaza del pueblo.
Y es que además tiene ese sabor, un vagón abierto, sin cabinas 'coupé', o sea sin cortes, con literas laterales en los pasillos -las menos demandadas sobre todo si es Ud. largo de estatura- en donde se respira un aire familiar, en los límites del pudor y donde el espacio escaso ha de ser compartido para actividades vitales que normalmente son privadas.
No es comparable a otros trenes europeos y seguramente a muchos les parecerán deficientes, pero la verdad cubrir grandes distancias de noche es una estupenda manera de viajar por un país enorme, se ahorra uno el hotel, la ropa de cama sencilla pero limpia, la compañía con suerte interesante, el té muy barato -aunque cada año sube de precio- y un aire familiar y común, fuera de la burbuja individual en la que nos hemos instalado, que recuerda un poco a las 'komunalkas' o habitaciones para familias con baños y cocinas compartidos, típicas de la era soviética y ejemplo de las grandes contradicciones de ese gran país, el más grande del mundo con las viviendas más pequeñas, aunque claro para no ofender sensibilidades hay que recordar las muchas que se destruyeron durante las grandes guerras del siglo pasado.
Pues parece ser que la etimología correcta es 'platzkarta', o sea una carta o billete que designa un espacio definido y numerado en el vagón abierto. Mucho menos romántico que lo primero que me vino a la cabeza y que se mantuvo en mi imaginación durante largo tiempo. Pero no importa, para mi seguirá siendo el vagón Plaza del Pueblo, que poco a poco irá cediendo a trenes rápidos y medios de transporte para negocios, porque lo común, familiar y sobre todo lo romántico, son especies amenazadas en este mundo tan de negocios que nos ha tocado vivir.
Mi compañero de viaje Aleksey, se apresta para las abluciones matutinas en medio de una compañía inesperada. Durante el arduo revelado he estado escuchando a los pioneros del sonido electrónico, muy a propósito para una artículo con referencias germanas, Kraftwerk y su muy original 'Autobahn', también a Jean Michel Jarre y su 'Esperando a Cousteau', un verdadero deleite la larga pieza con sonidos submarinos, orcas, ballenas y mucha tranquilidad.
jueves, agosto 23, 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario